Introducción al Quattrocento Italiano
Se denomina Quattrocento al periodo del arte italiano correspondiente al s.XV comprendido dentro de la corriente renacentista, encontrándose de esta manera también la aplicación de las denominaciones de Primer Renacimiento o Bajo Renacimiento para la designación de dicho momento.
Va a ser éste un siglo de descubrimiento por parte de la comunidad artística durante el que la república de Florencia se constituirá en sede central de la misma, gracias al apoyo de mecenazgo realizado por parte de grandes familias como los Médicis y al extraordinario desarrollo económico del que será protagonista.
Arquitectura del Quattrocento
El retorno a las formas clásicas características del arte renacentista se dejará sentir en la arquitectura del momento en toda la serie de motivos decorativos provenientes de la Antigüedad, tales como guirnaldas, grutescos, capiteles corintios, etc. Sin embargo la principal novedad no radicará tanto en la forma como en el diseño estructural; el cambio apreciable a lo largo del paso de la Edad Media a la Edad Moderna concretado en la sustitución del pensamiento religioso por el espíritu crítico y empirista tendrá consecuencias en la forma de percibir el espacio y el tiempo (la cual repercutirá a su vez en la arquitectura del momento).
Frente a la verticalidad propia de las catedrales góticas (símbolo del intento de unión del hombre con Dios), en el Renacimiento será la tendente horizontal la gran protagonista, junto con la perspectiva, que concreta la mirada en un punto de fuga, y la proporcionalidad entre las partes. Además, se plantean ahora planes centrales en la construcción, no sólo por la influencia de la herencia clásica sino también porque son mucho más adecuados a la "medida" de la percepción humana que los longitudinales.
Los espacios interiores se diseñan para que el hombre pueda abarcarlos de un golpe de vista, rompiendo con la tradición fragmentaria y secuencial de la Edad Media (el arte medieval necesitaba de varios "tiempos" para poder ser apreciado en su totalidad, frente a lo que sucede con el renacentista, en el que se intenta que toda la composición puede ser entendida de una vez). Éstos van a ser unitarios, ligeros y diáfanos, además de que, en la búsqueda de la coherencia estructural, se recurrirá al uso de las matemáticas a la hora de proyectar el edificio.
Junto con esto, la aparición de una clase media profana con influencia y dinero va a favorecer el desarrollo de la arquitectura civil, dando como resultado la realización de bellos ejemplos de palacio, desligándose así la casi totalidad de la arquitectura del poder religioso.
Principales arquitectos del momento van a ser Filippo Brunelleschi (artífice de la audaz y grandiosa cúpula de la Catedral de Florencia, la Capilla Pazzi o el famosísimo Palacio Pitti), Michelozzo (autor del Palacio Médicis-Riccardi), Leo Battista Alberti o Giuliano da Sangallo.
Escultura del Quattrocento
La aparición de las formas renacentistas se habría insinuado mucho antes en la escultura que en la arquitectura, quizá debido a la influencia de ciertos modelos clásicos procedentes de la estatuaria funeraria o a la menor consideración que, frente a la arquitectura, este arte suele llevar consigo normalmente (hecho que posibilita que el cambio sea más fácil). Sea como fuere, es posible encontrar ya desde época previa características muy vinculadas al posterior desarrollo de la escultura renacentista.
El interés por la representación de la naturaleza y el desprendimiento de una consideración absoluta de tipo simbólico, a la cual quedaría supeditada la primera, se pueden apreciar en la escultura del momento. Las composiciones siguen la pauta de la búsqueda de la profundidad por medio del uso de la perspectiva y la plasmación de los tipos humanos responde a una individualización y exactitud mucho más naturalista que la medieval.
Grandes artistas que trabajarán la escultura serán Lorenzo Ghiberti (Puertas del Baptisterio de Florencia) y Donatello (del que serán obras especialmente representativas su San Jorge, el David y la estatua ecuestre del Condottiero Erasmo de Narni, más conocido como el Gattamelata), junto con el "antecesor" de Miguel Ángel en el empleo de las formas monumentales Jacopo Della Quercia, Lucca Della Robbia (que trabajará en la Cantoría de la Catedral de Florencia asimismo) y Verrochio.
Pintura del Quattrocento
La pintura del s.XV va a experimentar una enorme evolución, desde el empleo de las formas aún ligeramente decorativas y el uso de dorados y vistosos colores de Fra Angélico en la primera mitad del siglo hasta la consecución, por ejemplo, de los magníficos sistemas compositivos empleados por Mantegna van a sucederse toda una serie de aportaciones pictóricas que depurarán el lenguaje renacentista. Sin embargo, puede apreciarse en general un interés por la representación volumétrica de las figuras, la comunión narrativa de las partes y la representación verista de la naturaleza, las dimensiones y la profundidad.
Habitualmente se suele establecer una división de la pintura quattrocentista por escuelas principales, en función de la zona geográfica:
Escuela de Florencia
De la Escuela de Florencia serán principales representantes los ya citados Fra Angélico y Masaccio ("creador" de la perspectiva), además de Piero Della Francesca (maestro en el uso de la luz), Ghirlandaio, Paolo Ucello (para el que será importantísima la profundidad), Andrea del Castagno o el excelso Botticelli (maravillosas serán sus exquisitas y melancólicas composiciones de temas mitológicos).
Escuela de Umbría
La Escuela de Umbría, dentro de la que va a destacar Il Perugino, con sus composiciones sensualistas destinadas al gran público.
Escuela de Umbría
La Escuela de Padua, con el pintor Andrea Mantegna (rotundo, enérgico, de una intensa fuerza expresiva y una gran complejidad compositiva).
Escuela de Umbría
La Escuela de Venecia (en esta ciudad se introducirá el empleo de la técnica del óleo, la cual posibilita la obtención de unos efectos lumínicos y de color muy especiales), de la que serán puntos fuentes los hermanos Bellini y Vittore Carpaccio.
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