martes, 9 de noviembre de 2010

Pintura Paleocristiana

Jonás y la ballena.



La característica peculiar de esta pintura traduce un arte tosco de carácter más artesano que artístico. Recordemos que se trata de un arte hecho a escondidas, con pocos medios y sin intención de perdurar. La altura a la que había llegado el arte romano no se reflejó aquí, seguramente, también, por falta de artistas de talla.

El artista paleocristiano se expresa por medio de símbolos. El dios de los cristianos no tenía forma humana y copiar modelos del mundo profano podía llevar al equívoco con otros dioses. Sin embargo los símbolos sí fueron tomados del paganismo, aunque dándoles una nueva interpretación que sólo conocían los iniciados. Las alegorías tienen un marcado carácter salvífico. Domina el sentimiento que genera la nueva fe, y será la pauta básica del arte medieval. En general los símbolos más representados son la paloma como alegoría del alma, el pavo como alegoría de la inmortalidad, el áncora como alegoría de la salvación eterna, el pez como alegoría de Cristo y como símbolo del cristiano, y el cordero como alegoría, también, de Cristo. También son símbolos del cristianismo el anagrama de Cristo PX, el cesto de panes y el jarro de vino, escenas de banquetes como alegoría de la última cena, y la vid.

Sarcófago de Junio Basso.

Del arte de los siglos I y II hay muy pocos restos, y en su totalidad se encuentran en catacumbas.

A partir del siglo III entra en la iconografía cristiana la representación de la figura humana, y se recrean diversos pasajes del Nuevo Testamento. Se copian, no obstante, temas típicos de la iconografía grecorromana. El típico moscóforo, pastor con oveja al hombro, es la alegoría del buen pastor. Orfeo con, su flauta, que atraía a loa animales es la alegoría de Cristo que atrae a la humanidad a la salvación eterna. También aparecen temas del Antiguo Testamento como Jonás saliendo del vientre de la ballena, como alegoría del triunfo de lo espiritual sobre lo terrenal, Daniel entre los leones, el sacrificio de Isaac, la resurrección del Lázaro, Adán y Eva, etc.

Con el tiempo aparecen temas relacionados con la pasión y resurrección de Cristo, aunque el tema de la crucifixión es muy tardío. A Jesús se le representa como un hombre joven e imberbe, la imagen de Jesús maduro es muy tardía. La representación de la virgen es muy rara.

Mosaico del mausoleo de Gala Placidia, Rávena.

Estas escenas iban acompañadas con una decoración complementaria de influencia grecorromana. Hay una tendencia muy grande a representar la naturaleza: paisajes, prados, flores, etc. como alegoría del Paraíso.

En el siglo IV, tras el edicto de Milán, aparece la iconografía cristiana propia. El arte sale de la catacumbas y se comienza a construir al aire libre y a pintar no sólo las casas particulares sino, también, los lugares públicos, como las basílicas. El arte cristiano se hace oficial. Aparecen mosaicos que se desarrollarán extraordinariamente en el arte bizantino.

El estilo paleocristiano se caracteriza por la ausencia de efectismos que puedan estorbar el mensaje. Tampoco hay dramatismo, sino una simple descripción. El techo y las pareces se dividen en bandas. Los colores más usados son el rojo el verde y el ocre. El dibujo carece de perspectiva y están contorneados con trazos negros. Las figuras aparecen enmarcadas por esas bandas, que en ocasiones se separan por medio de guirnaldas o follaje. La técnica mejora mucho ya que los grandes artistas de su tiempo asumen estos trabajos.

El Buen Pastor.

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