miércoles, 24 de noviembre de 2010

Pintura románica

La llamada pintura mural, es decir la que cubría los muros de los templos, se basaba en la preparación de la pintura a base de pigmentos coloreados diluidos en agua de cal. Este tipo de pintura se aplicaba sobre la superficie mural a la que previamente se había añadido una capa de enlucido para alisarla (yeso, estuco...). La aplicación se hacía cuando el enlucido estaba aún húmedo. Al secarse, el conjunto adquiría gran dureza y resistencia

Al igual que la escultura románica, la pintura mural se integra con la arquitectura y sigue las reglas del "marco arquitectónico y esquema geométrico". Es decir, no se rige por imitación de la naturaleza sino por una conceptualización racional. Esto hace que las figuras sean planas, alargadas y sin perspectiva. Los personajes se escalonan y adoptan diferentes tamaños en función de su relevancia. Los ojos y manos adquieren desproporcionada dimensión pues son las partes de la anatomía humana más expresivas espiritualmente hablando.

Los colores empleados son intensos y brillantes (rojo, amarillo, naranja y azul) y se disponen en franjas contiguas de colores muy contrastadas entre sí. El color negro servía para perfilar las figuras.

Difusión
Probablemente lo más cierto que se pude decir de la pintura románica española y en general europea es que, en origen, se basaba en un concepto y generaba una impresión estética completamente diferente a la que tenemos ahora del románico.

Pintura mural románica

Tras siglos de circunstancias azarosas y restauraciones basadas en conceptos erróneos, la pintura románica en los países europeos ha terminado casi por desaparecer dejando paso a la visión de los muros románicos completamente desnudos y el color de la piedra o ladrillo como único representante cromático.

Originalmente, la situación era muy diferente. Un edificio de época románica no se consideraba terminado hasta que sus materiales eran cubiertos por enfoscados y luego pintados. No sólo nos referimos a que la escultura monumental estaba pintada (algo evidente y que se puede todavía apreciar especialmente en algunas iglesias rurales gallegas y pero también en otras partes de España) sino que la inmensa mayoría de sus muros eran cubiertos de pinturas.

Si la comunidad donde se construía el templo tenía capacidad económica, se contrataba a talleres que creaban completos programas iconográficos. En caso contrario la decoración era más sumaria y se esperaba a que en años posteriores se pudiera emprender trabajos más ambiciosos.
Algo que aún puede sorprender más es que también la superficies exteriores de los muros eran enfoscada y pintadas.
A pesar de ello, el panorama actual es que un número mínimo de edificios conservan pinturas murales aceptablemente conservadas.

Afortunadamente, algunas de estas pinturas, especialmente las de los ábsides que solían ser las más cuidadas, están saliendo a la luz poco a poco tras retirar los retablos colocados en siglos posteriores y eliminar las capas de revocos y encalados superpuestos y añadidos en épocas de epidemias.
De vez en cuando salta la noticia en los medios de comunicación y progresivamente estas sorpresas irán aumentando, a medida que se realicen restauraciones cuidadosas.

No obstante y como indicamos, la nómina actual es bastante pequeña y parcial por lo que establecer relaciones estilísticas entre unas cuantas obras separadas por cientos de kilómetros y decenas de años en su origen es cuando menos arriesgado por lo que ciertas interpretaciones eruditas que se suelen encontrar en los tratados de arte deben ser tomadas con mucha cautela.

Tradicionalmente, las diferentes muestras de pintura románica conservadas en España se han afiliado a dos corrientes diferentes. La corriente bizantina y la mozárabe. La corriente bizantina penetraría a España por Cataluña proveniente de Italia o incluso de Inglaterra a través de miniaturistas que se forjaron en Sicilia, mientras que la mozárabe es consustancial a todos los territorios españoles cristianos, principalmente a Castilla y León.

San Quirce de Pedret
San Quirce de Pedret es una iglesia prerrománica decorada con pinturas románicas a finales del siglo XI. En el ábside central parecen escenas de la Apocalipsis, entre los que destacan los tres jinetes conservados que es donde mejor se aprecia la ascendencia italiana y bizantina de estas pinturas.

San Clemente de Tahull (Sant Climent de Taüll)
Indudablemente, las pinturas que cubrían el ábside de San Clemente de Tahull y hoy conservadas en el Museo de Arte de Cataluña, son una de las mejores obras de este estilo en España y toda Europa.

La bóveda de horno del ábside se pintó con un maravillosos Cristo en Majestad ("Maiestas") de estilo bizantinante rodeado por cuatro ángeles que portan los símbolos de los evangelistas. Por debajo corre un friso donde aparece parte del colegio apostólico con la Virgen.

Dentro de las representaciones del tradicional "Pantocrátor" románico, sin duda éste es de los más majestuosos, nobles y cargados de trascendente divinidad de todos los representados en el románico internacional. A ello colabora la simetría perfecta y concepción geométrica de su rostro y de toda su figura.
El Cristo de Tahull demuestra cómo el arte románico buscó y encontró la trascendencia simbólica a través del orden lógico y geométrico de su arte.

Frescos de Sant Climent de Taüll. MNAC

Además de estas fantásticas pinturas de Sant Climent de Taüll y San Quirce de Pedret, en Cataluña hay excepcionales ejemplos de pintura románica mural como las de Santa Maria de Taüll, Sant Joan de Boí, Santa Maria d'Aneu, Sant Pere de Burgal, Sant Pere de Sorpe, Sant Quirze de Pedret, Sant Pere de la Seu d'Urgell, etc. Todas ellas trasladadas al Museo de Arte de Cataluña.

Sala Capitular del Monasterio de Sijena
La Sala Capitular de este monasterio sufrió un lamentable incendio durante la Guerra Civil y sus restos calcinados fueron llevados al Museo de Arte de Cataluña. A pesar de su color perdido forma una de las más importantes manifestaciones pictóricas del románico europeo.

Sus escenas están pintadas con un claro bizantinismo. Las escenas representadas van desde la Anunciación al Descenso de Cristo a los infiernos y también otros episodios del Antiguo Testamento como la Unción de David.
Se ha barajado la posibilidad de que el autor de esta obra sea el mismo que iluminó de la Biblia de Winchester.

Panteón de los Reyes de San Isidoro de León
El Panteón de los Reyes de la basílica de San Isidoro de León conserva probablemente la obra cumbre de la pintura románica europea por lo que se le ha llamado la "capilla sixtina" del románico.

La "Capilla Sixtina" de lapintura románica: San Isidoro de LeónNo existe seguridad sobre sus fechas, pues aunque aparece un rey Fernando pintado, podría aludir al fundador de la construcción lo que permitiría fechar las pinturas de manera temprana a comienzos d siglo XII o podría ser Fernando II lo que retrasaría la obra a finales de ese siglo.

En cualquier caso las escenas pintadas son soberbias, con todo un ciclo de la vida de Cristo desde la Anunciación hasta la crucifixión y la posterior Apocalipsis con Cristo en Majestad rodeada por el Tetramorfos.
La escena más conocida por su imaginación, sentido del movimiento y bucolismo es la del Anuncio a los pastores. También es de gran valor el calendario agrícola.

San Justo de Segovia
La iglesia de San Justo de Segovia es uno de los más modestos y tardío templos segovianos (probablemente realizado en los últimos años del Siglo XII o comienzos del XIII) como se aprecia en su fábrica arquitectónica mayoritariamente de calicanto. Que conserve unas magníficas pinturas murales indica -por lógica- que otros templos segovianos más importantes debieron estar decorados magníficamente aunque hoy ya no quede nada de ello.

Pinturas de San Justo. Segovia

En los muros y bóvedas de la cabecera se representan las escenas del Pecado Original, el ciclo de la Última Cena, Prendimiento de Cristo y Crucifixión y en la bóveda de horno del ábside un soberbio Pantocrátor rodeado de los veinticuatro ancianos y los evangelistas. Como corresponde a la pintura románica del 1200 el hieratismo inicial del románico pleno deja paso a una mayor soltura en los movimientos de los personajes lo que incide en mayor expresividad narrativa.

Pinturas de la iglesia de la Vera Cruz de Maderuelo.Vera Cruz de Maderuelo
En esta pequeña ermita situada a las afueras de Maderuelo al otro lado del pantano de Linares se conservaban unas pinturas murales que con la creación del citado pantano fueron a parar al Museo del Prado.

En el muro de los pies aparece la creación de Adán y el Pecado Original, mientras que en la cabecera se pintó el colegio apostólico y por encima la habitual "Maiestas".

San Baudelio de Berlanga
Esta importante y enigmática ermita mozárabe del sur de Soria recibió todo un abanico de pintura mural a comienzos del siglo XII que lamentablemente se encuentra repartida entre varios museos americanos y el del Prado de Madrid, además de quedar restos en el propio templo.

fragmento de las pinturas de San Baudelio de Berlanga

Las pinturas principales aludían a la vida pública de Jesús. Sin embargo, las escenas más conocidas de San Baudelio de Berlanga son las situadas en los frisos laterales que muestras lances cinegéticos, muy simplificadas pero de gran expresividad.

Pintura en tabla
La pintura románica sobre tabla se desarrolló especialmente en Cataluña. Decoraba principalmente frontales de altares y pequeños retablos. A diferencia de la pintura mural al fresco, se utilizaba la técnica del temple.

Frontall de Urgell

Todo lo referente a la pintura mural es válido para la pintura en tabla en lo referente a la iconografía (claramente religiosa) y la estética que sigue basándose en el hieratismo simbólico románico. La gama de colores es la misma así como su figuración.

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