Pintura renacentista y el Manierismo de El Greco
Aunque el clasicismo de la pintura renacentista italiana pugnó por entrar en nuestro país, el fervor religioso del catolicismo español no lo permite de manera intensa. En este contexto, el desnudo apenas existe y si lo hace es cargado e exaltación mística.
Algunos importantes pintores del Renacimiento español son la Familia Osona, Fernando Yáñez, la Familia Masip, sobre todo Juan de Juanes, Alejo Fernández, Alonso y Pedro Berruguete, Fernández de Navarrete, Sánchez Coello, Juan Pantoja de la Cruz, Luis de Morales "El Divino" y por supuesto, el líder indiscutible del Manierismo español, Domenico Teothocopulos "El Greco"
El Greco nació en Creta en 1541 y murió en Toledo, donde desarrolló gran parte de su obra.
Su pintura fue innovadora para su época y por ello no fue muy aceptado en su tiempo. Su reconocimiento como genio de la pintura de Renacimiento y Manierismo en España procede del siglo XIX cuando se le "redescubre".
Su primera formación en Creta supone una fuerte influencia del arte bizantino, en especial el mosaico, de donde tomara su alto sentido de la religiosidad y la simetría de sus composiciones, que durará toda su vida.
Cuando era aún joven, El Greco viajó a Venecia y Roma donde se encuentra en su máximo esplendor la Escuela del cinquecento (Miguel Ángel, Tiziano y Tintoretto). El Greco aprenderá de Tiziano el uso de colores cálidos y la importancia de la luz.
Sin embargo fue en Toledo donde el Greco alcanzó su máximo esplendor. Aquí encuentra su personalidad verdadera y da rienda suelta a su arte, realizando sus obras más interesantes. El Greco pintará en España preferentemente temas religiosos, algunos mitológicos y retratos.
Una de sus grandes obras de su vida en Toledo fue El Expolio, del altar de la Sacristía de la Catedral de Toledo. En esta obra, el Greco muestra su genialidad donde ya no importa ni la proporción ni el realismo del dibujo, y donde sorprende el juego de colores que usa para perfilar las formas.
Fue probado por Felipe II para participar en la decoración de El Escorial pero su pintura no fue del total agrado del rey, precisamente por salirse de la corriente general establecida.
Efectivamente, El Greco no fue un pintor convencional del Renacimiento. En su genial pintura, sus personajes se alargan y se mueven en amplios escorzos, en la búsqueda de reflejar un exaltado misticismo.
Algunos de sus cuadros más famosos, además del Expolio son La Santa Faz, El entierro del conde de Orgaz, Caballero de la mano en el pecho, San Andrés y San Francisco, etc.
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