jueves, 25 de noviembre de 2010

Vanguardias Artisiticas Hasta la Abstraccion


 Die Brücke, Schmidt-RottluffEl Expresionismo, surgió como una reacción frente al impresionismo y fue en Alemania donde se desarrolló plenamente. El Expresionismo más que un estilo artístico fue un movimiento muy comprometido que se enfrentó a una realidad con la cual no estaba de acuerdo y que se dio en todas las esferas, arte, literatura, cine o música.

Desde el punto de vista artístico había una oposición, como sucedía con los otros movimientos vanguardistas, a la utilización de formas y espacios tradicionales y se buscaba un acercamiento con la realidad.

El grupo Die Brücke (El Puente), se estableció en 1905 en Dresde, fundado por Kirchner, Bleyl, Heckel y Schmidt-Rottluff, todos ellos eran estudiantes de arquitectura pero abandonaron esta carrera para dedicarse de lleno a la pintura. Al año siguiente se unieron al grupo Nolde y Pechstein y Van Dongen, y ya en 1910 lo hizo Otto Müller.

Las influencias en su arte fueron variadas, ya que estudiaron en profundidad las tradiciones germánicas y a sus autores más representativos Durero o Cranch, así utilizaron la xilografía( grabado sobre madera), con una gran tradición en aquel país, técnica a la que aplicaron también color y que influyó en el aspecto formal de las obras y que se tradujeron en formas angulosas y contrastadas sobre un fondo bidimensional. Por otro lado también hubo influencias de la Secesión Vienesa o de autores como Van Gogh y de escultura africana y oceánica.

Dentro de los objetivos del grupo estaba la destrucción de las reglas y la búsqueda de la espontaneidad en el acto creativo. Sobretodo para ellos el arte era algo subjetivo que dependía totalmente de su creador, en el cual lo importante era la idea. Utilizaban así formas muy simplificadas y deformadas unidas a colores muy contrastados para de esa manera intentar transmitir mejor el valor interno de las cosas.

El grupo fue disuelto en 1913.

El grupo expresionista Der Blaue Reiter (El Jinete Azul), surgió en 1911, fundado por Wassily Kandinsky, Franz Marc, y formado por artistas como Paul Klee y Von Jawlensky.

En 1912 Kandisnsky y Marc publicaron la revista Der Blaue Reiter, este almanaque era para ambos el lugar donde artistas, escritores, etc., contribuyeran en la destrucción de los límites que se habían creado en el arte a lo largo de los siglos.

Aunque había puntos que le conectaban con El Puente, como el estudio y la influencia de artes primitivas El Jinete Azul, era mucho menos contestatario que el anterior. Buscaban así desde el lirismo la depuración de la forma hasta llegar a la esencia.

Marc se expresaba de esta forma: “Todo tiene su envoltura y su meollo, apariencia y esencia, máscara y verdad. Que alcancemos sólo la envoltura en vez de la esencia de las cosas… muy pronto sentí al hombre como un bruto”.

Para llegar a la esencia de las cosas no era necesaria la deformación, como hicieran los miembros de El Puente, sino que se trataba de liberar la forma de toda la superficialidad que la cubría.

Esta búsqueda de la esencia se expresó cada vez más en el esquematismo de las formas y el contraste de color aunque este último de una manera más sutil. Kandisnsky de esa manera, comenzó a suprimir cualquier enlace con el mundo objetivo llegando a la abstracción.

La última exposición del grupo tuvo lugar en 1914, quedando disuelto con la guerra.


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Fue la vanguardia que abrió el arte del siglo XX y cerró el del siglo anterior, puesto que los pintores que siguieron esta tendencia se inspiraron en las fuentes postimpresionistas. Suele encuadrarse en los años 1903-1910. Su nombre viene del apelativo francés “fauve” (fiera), dado por un crítico en la primera exposición que realizaron en París, ante la extrema violencia del color de los cuadros. Se trata de un movimiento exclusivo de la pintura, ya que se basa en la exaltación suprema del color, que adquiere una fuerza visual tremenda. Para los fauvistas, el ingrediente esencial del cuadro es el color, es lo que define a la pintura, por lo que llegan a independizarlo del objeto, como ya había hecho Gauguin al pintar un caballo azul, por ejemplo.

El color lo aplican siempre puro, sin mezclar, llegando en ocasiones a pasarlo directamente del tubo al lienzo. La luz desaparece de los cuadros, por lo que tampoco hay sombras, lo mismo que la profundidad, con lo que así las composiciones tienden al plano único, como ya había planteado Gauguin, que es el más claro precedente del movimiento.

Pero las fauvistas también valoran el objeto, ya que sino, éste se perdería entre los colores, debido a lo cual, la línea recupera su energía con trazos gruesos y nítidos. Valoran también el sentimiento que la forma y el color del objeto representado provoca en el espectador.

El máximo representante del movimiento es Henri Matisse, aunque tuvo muchos seguidores, como Derain, Valminck, Rouault, Dufy, etc. Matisse rechaza en sus cuadros cualquier volumen que se opusiera a la forma plana del lienzo, ya que no le interesa ni la perspectiva ni la profundidad, centrando toda su atención en el color, con el que busca proporcionar al espectador paz, quietud, calma y silencio. En su obra “Armonía en rojo, la sobremesa” de 1908, representa una escena de un interior, en la que aparece una mujer, una serie de objetos (entroncarían con las naturalezas muertas) y una ventana a través de la que se vislumbra un paisaje. En este cuadro puede observarse la aplicación de colores intensos en áreas planas y, que el color lo invade todo, llegando a confundir los objetos, debido a lo que emplea la línea curva, sinuosa, para delimitarlos y que no se pierdan o confundan. La única sensación de profundidad se limita a la ventana superior. No hay sombras ni gradaciones tonales, usa la mancha plana de color en ocasiones con grumos y empastada, lo que le confiere un gran valor plástico y matérico. Destaca también la decoración en forma de arabesco, que nos habla del valor que el maestro otorga al elemento ornamental, despreciado por otros artistas.

En el año 1910 pinta “La Danza”, en la que una serie de figuras aparecen enlazadas en un alarde de simplificación radical del dibujo, como si fuesen arabescos, líneas sinuosas. Se trata de un enorme mural, en el que hay pocos colores, dispuestos en amplias superficies, como tratando de envolver al espectador en el colorido contrastado.


formas-unicas-de-continuidad-en-el-espacio.jpgSe trata de un movimiento de la vanguardia de los primeros años del siglo XX de origen y difusión eminentemente italiana. Pertenecieron a él, escritores, artistas plásticos y músicos antiacademicistas reunidos en torno al escritor Marinetti. Éste fue un escritor, tanto poeta como novelista italiano muy polémico que, en el año 1909 dio a conocer un “Manifiesto futurista” en el que condena la cultura del pasado (que tenía un enorme peso en Italia) y canta las excelencias de la sociedad industrial, elogiando la máquina y la velocidad. Posteriormente, en el año 1910 publicó junto a los artistas Boccioni, Carrá, Russolo, Severini y Balla el “Manifiesto técnico de la pintura futurista”, y a partir del año siguiente comenzaron a exponer conjuntamente. El movimiento murió tras la Primera Guerra Mundial, pese a que estos artistas confiaban en ella como elemento destructor del mundo anterior, para que surgiese uno nuevo, más en consonancia con los nuevos tiempos que les tocaba vivir.

Tal vez pueda ser considerada como la primera vanguardia moderna auténticamente agresiva, porque busca la completa disolución del vínculo del artista con el pasado y, anuncia un arte y un mundo más en consonancia con el paisaje urbano. Sus adeptos, integran pintura y escultura con la música y la literatura y, quizás su principal asunto en común sea la insistencia en el tema de la velocidad como expresión de la vorágine de la vida moderna, a la que glorifican. Usan recursos del cubismo y también del orfismo, otorgando a los objetos diferentes posiciones en el plano con el deseo de representar el movimiento, superponiendo en el cuadro varias visiones sucesivas, para que el espectador pueda elegir la suya. Representan caballos, perros y figuras humanas con varias cabezas o seres radiales con brazos y piernas. Queriendo representar el sonido, lo intentan plasmar a base de ondas sucesivas y el color lo muestran a base de una vibración de forma prismática. Utilizaron la “performance” para llamar la atención al público convencional, convirtiendo así a los artistas en intérpretes, buscando la provocación y encontrándose con la interacción con el público que solía arrojarles todo tipo de objetos que encontraba a mano.

Dentro de las obras futuristas, destacaremos la escultura”El hombre que camina” (“Formas únicas de continuidad en el espacio”) realizada en 1913 por Boccioni, una de las más notables creaciones del movimiento. Se trata de, a través del bronce plasmar la noción de movimiento, de velocidad (hay que tener en cuenta que para los futuristas “un coche es más bellos que la Victoria de Samotracia”), ya que “todo se mueve, todo corre, todo se transforma rápidamente”. La escultura muestra la continuidad dinámica de las formas, ya que no ofrece los perfiles rígidos de las esculturas inmóviles. Puede tratarse de una obra simbólica, el de un hombre que avanza hacia el futuro de forma contundente, clara y precisa, a paso rápido, con dinamismo. Las formas se multiplican, ya que Boccioni le coloca una especie de ropajes movidos por el viento que a la postre es el recurso que permite al espectador reconocer el movimiento y la fuerza que emanan de la figura, verdaderos protagonistas de la obra.

el cubismo


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Dentro de la evolución del cubismo y de la mano de Picasso y Braque suelen distinguirse dos fases, la del denominado “Cubismo analítico” y la del “Cubismo Sintético”. El “Cubismo Analítico” se caracteriza por la descomposición de las figuras en formas geométricas, que luego se reordenan como si fuese un puzzle. Las estructuras geométricas aparecen fragmentadas como si contemplásemos un espejo roto. Los objetos aparecen descompuestos por efecto de los múltiples puntos de vista. La atención se centra en la forma del objeto, pero no en su color, por lo que hay una tendencia acusada a la severidad cromática con los ocres y los grises. Los fondos y las figuras se unifican en su tratamiento, acentuando así el carácter autónomo del cuadro, lejos de la ilusión de profundidad de la perspectiva tradicional, con lo que tampoco hay representación del volumen. Se trata de un estilo austero y anti ilusionista. Ejemplos de Cubismo analítico son las obras realizadas por Picasso y Braque en los años 1910-1912, como por ejemplo “Retrato de Vollard”, y “Muchacha con mandolina” de Picasso y “Hombre con guitarra” de Braque.

Hacia el año 1912 hacen su aparición en la pintura cubista las letras, las cifras y el collage, que sirven de contrapuntos reales a la otra realidad que es la pintura. La utilización del collage supuso un duro golpe a los medios pictóricos tradicionales y al concepto de pintura como imitación de la realidad exterior a ella. Los cubistas, lo usarán de diferentes formas, como simples planos de color, como representación o sugestión de objetos por analogía (por la forma de recortarlos, por los materiales imitativos como madera o mármol, etc.), o simplemente como realidad trasladada al cuadro, como el periódico, el paquete de tabaco, la etiqueta de una botella, etc.

Del collage arrancó la segunda fase cubista, la del “Cubismo Sintético”, en la que el pintor ya no parte del análisis de un motivo en particular, sino de los materiales pictóricos con los que organiza el motivo. Crean collages, cuadros que además de imagen incorporan elementos materiales en relación con el tema representado. Se enriquece mucho el cuadro al provocar contrastes de texturas y representar mejor la esencia de los objetos. Tal vez una de las obras maestras de esta fase sea “Los Tres Músicos” de Picasso.

Tanto Picasso como Braque realizaron esculturas cubistas, como “Fernande” de Picasso o “Mujer de pie” de Braque, caracterizadas por insertar diferentes volúmenes en los que descomponen el objeto y luego lo rehacen teniendo en cuenta el hueco como elemento que forma parte también de la escultura.

Posteriormente a la desaparición del movimiento, otros estilos y vanguardias van a tomar elementos del estilo para adaptarlos a sus peculiares maneras de entender el arte, como fue el caso de Archipenko en la escultura o del orfismo de Delaunay, y del futurismo de Boccioni y Carrá. Incluso en la obra de Picasso, pese a no adscribirse con claridad a ningún movimiento, el estilo deja huella, como podemos ver en obras como el Guernica, que tiene reminiscencias de su etapa cubista.

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